El análisis de ruido en ventiladores de la industria minera permite identificar y mitigar fuentes acústicas que impactan la seguridad, el confort laboral y el cumplimiento normativo. En estos sistemas, el ruido proviene de dos orígenes principales: aeroacústico, generado por turbulencias en succión, toberas, difusores y transiciones; y mecánico, asociado a desbalance, desalineación, resonancias de la carcasa y transmisión a la estructura. Un estudio acústico integral busca mantener el equipo dentro de la curva estable, ya que operar fuera de ella incrementa separación de flujo, pulsaciones y niveles sonoros.
La metodología combina mediciones in situ (dBA, espectros en tercios de octava) con modelado CFD y herramientas aeroacústicas para visualizar zonas de alta turbulencia y vórtices que elevan la emisión. En paralelo, el monitoreo de vibraciones distingue aportes mecánicos y apoya decisiones de balanceo, alineación y rigidez de la base. A nivel de ingeniería, se recomiendan silenciadores de baja pérdida, ajustes de geometría en toberas/difusores, radios de codos y transiciones graduales, todo sin penalizar la presión disponible ni el caudal objetivo.
El plan de control incluye encapsulamientos parciales, barreras acústicas en trayectos de propagación y amortiguación en soportes para cortar caminos estructurales. Cuando existen compuestos corrosivos o humedad, los silenciadores y forros se especifican con materiales anticorrosión y drenajes. La integración con VFD permite arranques suaves y ventilación a demanda, reduciendo horas a plena velocidad y, por ende, la energía acústica total. Los resultados se documentan con mapas de ruido, listas de acciones y verificación posterior, asegurando cumplimiento normativo y estabilidad operativa sin sacrificar eficiencia energética.