La limpieza de ductos es esencial para mantener la eficiencia de la ventilación minera. El polvo acumulado, incrustaciones y residuos en codos, transiciones, toberas y difusores incrementan la pérdida de carga, desplazan el punto de operación fuera de la curva estable y elevan el ruido y el consumo eléctrico. Un programa de limpieza bien planificado recupera presión disponible, estabiliza caudales y mejora la calidad del aire en frentes de trabajo.
El proceso inicia con inspección visual y mediciones de presión diferencial para localizar tramos críticos. Se definen métodos compatibles con el material depositado: barrido mecánico, aspiración industrial, lavado húmedo controlado o combinaciones, priorizando la seguridad y la contención del polvo. En ductos con recubrimientos anticorrosión, la técnica debe preservar la película protectora; en zonas abrasivas, se evalúan placas de sacrificio para extender intervalos de limpieza.
Durante la intervención, el uso de VFD permite reducir caudal o detener equipos de forma segura, y luego reestablecer la operación con arranques suaves. Tras la limpieza, se repiten mediciones de caudal y presión para cuantificar la mejora y actualizar el modelo de la red, preferentemente con apoyo de CFD. Se inspeccionan y ajustan compuertas, sellos y soportes, y se corrigen fugas que podrían reensuciar prematuramente.
La documentación de procedimientos, frecuencias y resultados crea una base de mejora continua y asegura que la limpieza de ductos contribuya de forma sostenida al rendimiento y la confiabilidad del sistema de ventilación.