La amortiguación de vibraciones es decisiva para la confiabilidad de los ventiladores mineros. Un sistema con soporte y rigidez insuficientes transmite vibración a estructuras y ductos, elevando ruido, acelerando desgaste y alejando el equipo de su curva estable. La meta es combinar rigidez y disipación: una base sólida que evite resonancias y elementos antivibratorios que atenúen la energía remanente.
La solución comienza con una fundación dimensionada, anclajes correctos y placas de asiento planas. Se emplean bases antivibratorias (resortes, elastómeros o híbridas) seleccionadas por carga, frecuencia natural y rango de temperatura del servicio minero. El balanceo dinámico del impulsor y la alineación láser del tren motriz reducen fuerzas excitadoras, mientras que la verificación de rigidez en soportes de ductería evita amplificaciones no deseadas.
El monitoreo continuo de vibración/temperatura en rodamientos y carcasa, integrado a SCADA, habilita mantenimiento predictivo y ajustes finos. En paralelo, la optimización aerodinámica con CFD elimina recirculaciones y pulsaciones que alimentan la vibración. Con VFD se implementan arranques suaves y rampas que limitan choques mecánicos, extendiendo la vida de componentes.
Una amortiguación bien diseñada disminuye cargas cíclicas, estabiliza el punto de operación y mejora la confiabilidad y seguridad de la ventilación minera.