El control de gases en minas es un aspecto fundamental de la ventilación subterránea, ya que la presencia de metano, monóxido de carbono, dióxido de carbono y otros compuestos puede generar riesgos de explosión, intoxicación y falta de oxígeno. La función principal del sistema de ventilación es diluir estos gases hasta concentraciones seguras, mediante un suministro constante de aire fresco y una evacuación eficaz del aire contaminado. Los ventiladores principales, booster fans y ventiladores locales trabajan en conjunto para mantener un flujo suficiente en todas las zonas donde puedan generarse gases peligrosos.
En las minas de carbón, el metano suele ser el gas más crítico, mientras que en minas metálicas pueden aparecer gases procedentes de explosivos, equipos de combustión interna y procesos geológicos específicos. El control de gases en minas requiere la instalación de sensores fijos y portátiles, que midan de forma continua la concentración de metano, oxígeno, monóxido de carbono y otros contaminantes. La información de estos sistemas de monitorización se integra en centros de control donde se analiza y se toman decisiones sobre el ajuste de ventiladores, el cierre de zonas y la evacuación de personal cuando sea necesario.
Para que el control de gases sea efectivo, es indispensable un diseño cuidadoso de la red de ventilación, evitando recirculaciones y cortocircuitos de aire que puedan concentrar gases en determinadas cámaras o galerías. Los ventiladores deben dimensionarse con márgenes suficientes para responder a situaciones de emergencia y cambios en la producción, mientras que las puertas, compuertas y cortinas se utilizan para dirigir el aire hacia las zonas críticas. La formación del personal, los procedimientos de trabajo y los planes de emergencia completan el sistema, asegurando que el control de gases en minas se mantenga dentro de los estándares de seguridad exigidos y que cualquier desviación sea detectada y corregida rápidamente.