Las pruebas de flujo en sistemas de ventilación minera confirman que el caudal y la presión entregados por los ventiladores se ajustan a las curvas certificadas y a las necesidades reales de la red. Estas verificaciones son clave durante la puesta en marcha (FAT/SAT) y en auditorías periódicas, pues detectan desviaciones por fugas, suciedad en toberas/difusores, filtros saturados o cambios en la resistencia de ductos. Una prueba bien ejecutada posiciona el punto de operación dentro de la curva estable y sustenta decisiones de ajuste con base técnica.
La instrumentación típica incluye tomas de presión en succión/descarga, pitots o medidores de caudal en tramos rectos con relación L/D adecuada, temperatura y humedad para corregir densidad. En equipos con VFD, se registra la velocidad de giro para construir la curva operacional en sitio y validar el control. Con esos datos se calcula la potencia específica, se compara con la curva del fabricante y se identifican pérdidas adicionales en la red.
Los resultados se integran al modelo de la red —idealmente soportado con CFD— para afinar compuertas, seleccionar silenciadores de baja pérdida y priorizar sellado de ductos. Un informe de pruebas de flujo debe incluir incertidumbre de medición, condiciones de borde, gráficos caudal–presión–potencia y recomendaciones accionables. De este modo, las pruebas de flujo aseguran verificación de desempeño, ahorro energético y estabilidad en la ventilación minera.