La selección de impulsor determina el rendimiento y la confiabilidad del ventilador en minería. Elegir entre tipologías axiales o centrífugas, y dentro de estas, entre palas hacia atrás, radiales o de doble curvatura, depende de la presión total requerida, el caudal, la densidad del gas y la presencia de polvo o corrosivos. Un impulsor correctamente dimensionado ubica el punto de trabajo en la curva estable, maximizando eficiencia aerodinámica y minimizando ruido y vibración.
Para altas presiones estáticas y redes con grandes pérdidas, los impulsores centrífugos de palas hacia atrás ofrecen alto rendimiento y mejor tolerancia al ensuciamiento; en corrientes muy abrasivas, los radiales reforzados brindan mayor robustez con sacrificio de eficiencia. Los impulsores axiales resultan idóneos cuando prima el caudal con pérdidas moderadas, y permiten configuraciones de paso variable o contrarrotativos en casos especiales. El material —acero al carbono, inoxidable o aleaciones— se define por temperatura y química del gas, añadiendo antiabrasión en zonas de impacto.
La ingeniería asistida por CFD optimiza ángulos de ataque, holguras y perfiles para evitar separación de flujo, mientras el balanceo dinámico y la rigidez del eje aseguran estabilidad. Con VFD se ajusta la velocidad para casar el impulsor con variaciones de la red, implementando arranques suaves que reducen fatiga. Las pruebas en banco y las curvas certificadas validan la selección.
Una elección de impulsor fundamentada en datos de proceso y red conlleva menor consumo, mayor confiabilidad y facilidad de mantenimiento, lo que se traduce en disponibilidad y seguridad superiores en la ventilación minera.