Los ventiladores locales antideflagrantes se instalan directamente en frentes de trabajo, galerías en desarrollo y cámaras con acceso limitado, donde se requiere un aporte concentrado de aire fresco y una rápida dilución de gases y polvo. A diferencia de los ventiladores principales, estos equipos son de menor tamaño, portátiles o semifijos, y están diseñados para soportar atmósferas potencialmente explosivas sin convertirse en fuente de ignición. Su construcción considera carcasas reforzadas, materiales adecuados y dispositivos de protección para garantizar un funcionamiento seguro cerca de los trabajadores.
La característica antideflagrante de estos ventiladores locales se logra mediante el control estricto de las temperaturas superficiales, el diseño de un motor y conexiones eléctricas adecuadas y el uso de componentes que limiten la propagación de posibles llamas internas. En las minas con presencia de metano o polvos combustibles, los ventiladores locales antideflagrantes son esenciales para mantener condiciones de trabajo dentro de los límites permitidos por la normativa, asegurando la ventilación de frentes de avance, tajos, chimeneas y galerías con difícil acceso para la ventilación general.
Al seleccionar un ventilador local antideflagrante se deben considerar el caudal requerido en el frente, las pérdidas de carga de los conductos flexibles, la distancia desde el punto de conexión a la red principal y las clases de temperatura y grupo de gas presentes en la mina. Una correcta instalación, acompañada de inspecciones periódicas, limpieza y verificación de los dispositivos de protección, permite que estos ventiladores locales proporcionen ventilación efectiva y segura, contribuyendo decisivamente a la reducción de riesgos de explosión y mejorando las condiciones ambientales en las zonas más críticas de la explotación minera.